Parece que últimamente el cine español trata de resurgir emulando al cine comercial americano y Celda 211 es un claro ejemplo. El director, Daniel Monzón nos trae un film con argumento y estilo típico americano, pero que no se queda en el camino como otras muchas películas, todo lo contrario, está muy a la altura del cine hollywoodiense. Ya desde esa primera escena vemos que todo va a ser muy crudo y realista, mostrándonos la impunidad reinante de la vida en la cárcel y los peculiares personajes que moran en ella. El guión está muy trabajado y las interpretaciones quitan el hipo.
Juan, el protagonista, interpretado por el debutante Alberto Ammann, es un guardia nuevo que va a conocer las instalaciones y a sus compañeros. Sin embargo, su primer día se verá truncado por el comienzo de un motín liderado por Malamadre, un preso inteligente pero cruel interpretado por Luis Tosar. Al protagonista no le queda más remedio que hacerse pasar por preso para sobrevivir y también para hacer de enlace con el exterior y evitar que asesinen a los presos de ETA.
Creo que la película es algo controvertida en relación con los personajes. En la película cualquier personaje puede pasar de ser un sanguinario asesino, frío y calculador, a alguien a quien admiramos y comprendemos; y justamente al revés, alguien bueno y admirable pasa a ser deleznable. Quizá pueda parecer un afán pro-delincuente por parte del guionista, Jorge Guerricaechevarría, donde los malos son héroes y los buenos ineptos. Sin embargo, creo que ese uso manipulador de simpatizar con un delincuente está utilizado con fundamento bajo la idea de poner al espectador en la situación de la escoria delincuente para mostrarnos la mayor escoria posible como son las personas que parece que intentan hacer justicia pero que siempre buscan el beneficio propio por detrás de esa fachada, me refiero a la política. El protagonista, al abrazar la delincuencia como método para solucionar sus problemas (que responden al egoísta deseo de venganza), simboliza la corrupción del hombre a causa del cruel entorno en el que vivimos. Y es que ninguna parte se libra de la corrupción, arrastrando a todos al mismo juego.
En definitiva, una película para reflexionar pero sobre todo para entretenerse con grandes giros argumentales que harán que te quedes helado en su sofá con ganas de saber qué va a pasar a continuación.
NOTA: 8,5/10
NOTA: 8,5/10
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