lunes, 23 de marzo de 2009

Práctica de CIE 4: Descripción de un compañero (1.000 palabras)

El informe Álex

Me dejaron el informe sobre la mesa. Lo miré con displicencia y lo abrí. Dentro pude ver una foto del sujeto, su nombre era Alejandro García Garaizar. Llevaba varios años investigándole, tratando de conocer todo sobre su vida; el gobierno me pagaba muy bien.

El sujeto en cuestión residía en una ciudad costera llamada San Sebastián. Fue ahí donde pasó sus primeros dieciocho años de vida. En 2008 decidió cambiar su residencia a Pamplona, donde iba a cursar sus estudios. De entre todas las licenciaturas que ofrecía la Universidad de Navarra, eligió la carrera de Periodismo. Álex era una persona capaz de sacar buenas notas con sólo leerse los apuntes una vez. Podría haber escogido cualquier otra carrera con más salidas profesionales como Medicina, Farmacia…, ya que había optado por ciencias en Bachillerato. Le encantaba todo lo relacionado con la investigación médica-científica, la ecología y el medio ambiente en general. Por eso prefirió ese Bachillerato. La pregunta que surge ahora es: ¿por qué eligió Periodismo? Por una sencilla razón: era lo que él más deseaba. Su gran afición desde niño había sido escribir de forma creativa, tarea que llevaba a cabo con gran empeño y dedicación. También era un apasionado de la fotografía y la asignatura en la que más brillantemente destacó fue en la de Fotoperiodismo.

Aunque pasó cuatro años alejado de su ciudad natal, nunca perdió el contacto con sus familiares, amigos y, sobre todo, con su novia. Ni siquiera en sus innumerables viajes alrededor del mundo. Y es que esta persona recorrió el globo de cabo a rabo. Estuvo en Estados Unidos, Inglaterra, Bélgica, Italia, Austria, Hungría, Noruega, Turquía, Egipto, Túnez, Kenia, Cuba, Costa Rica, Bali, Bora-Bora, Argentina, Nueva Zelanda, Australia, Jordania y, por si no fuera poco, Irán, donde trabajaba uno de sus hermanos. Se ve que no perdió este espíritu viajero, ya que en tercer curso se fue a estudiar a Inglaterra todo el año. Se formó en un colegio británico, así que hablaba el inglés con mucha fluidez. También trató de aprender chino, de hecho sabía algo, pero lo tuvo que dejar porque no podía compaginar todos sus estudios.

Según los archivos fotográficos, Alejandro García se distinguía por su delgadez y por su alta estatura: un metro ochenta y cinco aproximadamente. De todos modos, no llamaba mucho la atención ni por su forma de vestir ni por su forma de comportarse. Tenía los ojos de color verde y su pelo fue adquiriendo un tono castaño a lo largo de su juventud. Su cabello liso casi nunca fue peinado ni cortado con mucha frecuencia. Su alargada cara reflejaba una fresca simpatía y una grata tranquilidad. No tenía unos gustos concretos en lo que a cine y literatura se refiere, sólo pedía que la historia lo atrapara y le hiciera seguir con ella. Tampoco su estilo musical era muy definido: iba desde la canción más cañera, sin caer en el ruido cerdo (véase chunta o reggaetón), hasta baladas de todo tipo.

En el informe aparecían unas viejas entrevistas que realicé a algunos de sus amigos y compañeros. El primero fue un tal Andoni: “Sí, era un buen tipo, muy sociable y agradable, se llevaba bien con todo el mundo. Me impresionaba su confianza en sí mismo; además, sus gracias hacían que nos riésemos mucho entre clase y clase. Nunca tuve una desavenencia con él, nos parecíamos en muchos aspectos. Poseía un fondo freak, como yo, y eso pude comprobarlo claramente leyendo sus cuentos cortos y sus letras de canciones. ¡Ah! No sé si lo he dicho, formaba parte de un grupo de música. Neuron Strike creo que se llamaba, ya no lo recuerdo, pero lo cierto era que le gustaba mucho ese arte. Tocaba el saxofón y la batería. Siempre me decía que tocar la batería es una terapia ideal para desfogarse. Creo que le comprendo, aporrear algo con fuerza debe desahogar de lo lindo. De todas maneras, no quería hacer de la música su profesión, a él le interesaba más escribir. Nunca llegué a ir a uno de sus conciertos en directo, una lástima. Podría comentar algunos de sus defectos, por ejemplo, como él mismo confesaba, la falta de fuerza de voluntad era su archienemigo, lo dejaba todo para luego. De hecho, varios de sus proyectos quedaron inacabados: véase el blog, el telescopio que le regaló su hermano o el escaneo que iba a realizar de las fotos de su infancia.”

También hablé con una chica llamada Iraia que me dijo cosas interesantes sobre él: “La verdad es que empezamos nuestra relación con mal pie, aunque luego nos hicimos amigos. Eso sí, se metía conmigo casi todo el tiempo, me hacía rabiar.” Santi fue otro de sus compañeros que me ayudó a tener una visión más profunda de esta persona: “Al principio parecía algo tímido, pero cogimos confianza rápido. Lo que más me llamó la atención de él es que era ateo. Estuve cuatro años tratando de conducirlo por la senda del cristianismo pero no cambió de parecer; basándome en esto podría destacar su determinación. Debo añadir también su perfeccionismo. Estuvo casi un año entero para empezar a escribir su blog porque no terminaba de encontrar el estilo ideal que quería darle. En cualquier caso, lo dejó enseguida.” Por último, Marta añadió un par de datos adicionales: “Le faltaba un hervor, todo hay que decirlo. De todas formas, era una persona en la que se podía confiar, siempre estaba ahí cuando necesitabas que te echaran una mano.”

Todos sus amigos le daban por muerto. Supongo que al llevar seis años desaparecido la gente pierde la esperanza. Sin embargo, yo sabía que él no estaba muerto, había sido desactivado, no era el verdadero Álex. Podría decirse que simplemente era un clon. Me habían contratado para seguirle de cerca, comprobar si su comportamiento y carácter se correspondían con el verdadero. El experimento fracasó, y es que la identidad no es genética, se crea en el ambiente, son tus vivencias, y éstas son irrepetibles en cada persona.

2 comentarios:

Lirio Blanco dijo...

En serio, Andoni, me encantas. Ya sé que te lo he dicho 20000 veces, pero tienes una imaginación desbordante. Me parece increíble que se ocurran soluciones tan imaginativas para redacciones tan típicas como "describe una fruta/persona/calle".

Marta González Coloma dijo...

El final es lo puto mejor xD

Y las declaraciones son clavadas, ¡yo habría dicho eso! :D