Todo sucedió hace tiempo, cuando el doctor me recomendó que tomara más fruta; afirmó que mi salud lo agradecería. Me despidió de su consulta con la frase: “Recuerda, muchacho: tres piezas de fruta al día del médico te salvarían”. Desde ese instante me hice amigo de la manzana. Todos los días comía dos o tres, sin importar la hora. Cuando me apetecía, cogía una de la cocina y la engullía con placer. Pero lo más significativo era que me estaba cuidando, ya que la manzana es un alimento muy sano. Facilita la digestión y produce secreciones salivales y ácido úrico. También posee propiedades laxantes y beneficia a los riñones y a la vejiga.
La manzana es una de las frutas más cultivadas en el mundo. Muchos países la producen: China, Estados Unidos, Francia, Italia... Con ella se puede hacer compota de manzana, zumo de manzana, sidra o tarta. Tiene una gran ventaja respecto a otras frutas, a excepción de los cítricos, y es que conserva durante mucho tiempo su valor nutritivo.
Agarré una de estas deliciosas frutas y me la llevé a mi cuarto para comérmela justo después de acabar los deberes. La observé y me quedé embelesado con su piel verde y brillante. No era una manzana normal, lo noté desde el primer momento. A diferencia de las otras, ésta carecía por completo de macas e imperfecciones. Tenía forma de pomo globoso con dos surcos, uno en la parte inferior y otro en la superior. De éste último salía una pequeña ramita, que era por donde colgaba del árbol. La miré, y ella me devolvió la mirada. Aparté la vista, asustado. Hice como si nada hubiese pasado y continué con mi tarea.
Mientras acababa mis deberes me llegó el aroma de la manzana. Su olor poseía un poder relajante y atrayente. Me dieron ganas de dejar todo lo que estaba haciendo y morderla para poder sentir su sabor dulce, y a la vez ácido, y notar su suave textura crujiente en mis labios. Quería percibir sus nutrientes, vitaminas y antioxidantes recorriendo mi cuerpo, los cuales ayudan a controlar el peso y regulan el organismo. El doctor me dijo que las propiedades de esta fruta son más eficaces que muchos de los medicamentos que hay actualmente en el mercado.
Procuraba no mirarla pero sabía que ella me observaba. Vi de reojo cómo movía su rabito intentando llamar mi atención. Éste era de un color marrón claro, delgado, y oscilaba como si tratase de palpar algo. Todo estaba en mi cabeza… ¿O no? Era esa maldita fruta, me iba a volver loco. Era una manzana fría, calculadora, se creía que podía jugar conmigo. No lo conseguiría, no me dejaría atraer por su brillante piel, por su gama de vivos colores ni por su increíble aroma dulce. ¡Dios! (nunca mejor dicho), entonces supe lo que sentían Adán y Eva; este fruto era una tentación procedente del Paraíso.
Decidí no ceder y me fui a la cama con la esperanza de que a la mañana siguiente se hubiese ido y me dejara en paz. Cuando desperté, la manzana aún seguía ahí.
6 comentarios:
¡¡Me encantaaaa!!
Si me acuerdo, mañana te dejo algún comentario mejor, que ahora estoy demasiado dormida. :-P
Jajaja la intención es lo que cuenta :)
Ya verás cuando cuelge la que hice de Álex. Mezclé clones, entrevistas, informes del gobierno...
Este finde cuelgo los dos, el que hice yo y el que hizo Álex sobre mí. Son para partirse.
¡¡Guay!! (Sigo dormida):P
Hola Mr. Garrido!
Tenía mucho de no leerte, me agrado la composicion sobre la manzana.. mm estuvo bien; creo que Edu iba a escribir sobre platános no?
Sigo estando pendiente sobre las demás cosas que has escrito; lo leeré con detenimiento; sigue divirtiendote para que sigas teniendo ese brillo de juventud, la alegría que transimiten tus historias..
Un gran saludo desde Monterrey..
Y un gran besazoo suavisimo.
Ciao
me quedo con la sidra jeje
Publicar un comentario