martes, 3 de enero de 2012

Cómo ha cambiado el cine de ciencia-ficción


Tras estas cinco críticas donde analizo a grandes rasgos películas de alienígenas del año 2011 se pueden extraer varios puntos en común que tienen estas películas y sacar conclusiones que tienen que ver con la evolución del género y del cambio de mentalidad del espectador a la hora de recibir estos filmes.
El género de ciencia-ficción tuvo su apogeo en los años 50 con películas en su mayoría de serie B. En los años sesenta apenas hubo grandes películas de este género exceptuando El planeta de los Simios y 2001 Odisea en el espacio. Es más bien a finales de los 70 y, sobre todo en los 80, cuando nos encontramos con un cine de ciencia-ficción más adulto y conseguido que en etapas anteriores. Será el cine que marcará un antes y un después. Y es tal la importancia del cine de ciencia-ficción de esta época que, si repasamos las críticas anteriores, nos encontramos que todas las películas de ahora tienen algo que ver con películas de los años 80, ya sea porque son un remake, una precuela (The Thing), un homenaje (Super 8, Attack the Block), una parodia (Paul) o bien una reinvención del género (Cowboys contra Aliens).
En 1977 se estrena La guerra de las Galaxias y Encuentros en la 3º fase, dirigidas por George Lucas y Steven Spielberg respectivamente. En 1979 Alien, el 8º pasajero, dirigida por Ridley Scott, quien, tres años después hizo la fantástica Blade Runner. Que casualmente está haciendo ahora Prometheus, la precuela de Alien, que se estrenará en verano de 2012.
También en 1982 se estrena E.T., la mítica película de Spielberg con un extraterrestre como protagonista y amigo de los humanos. Y es que en todas las películas de aliens que hizo Spielberg en esta época los extraterrestres son seres benignos y amistosos, que buscan transmitir un mensaje de paz, aunque no todos lo comprendan. El espíritu es el de aunar a la humanidad a pesar de sus diferencias. ¿Pero qué encontramos en Super 8? El mismo mensaje pero con un alien feo y malo. Y otra película de Spielberg de hace poco, La guerra de los Mundos. También aliens malos. Es ahora cuando predomina más el prototipo de alien malvado que sólo busca matar y matar, dando lugar a escenas terroríficamente oscuras y llenas de gore por todos lados. En los años 80 también había películas parecidas, pero no eran tan brutales y se preocupaban más por la historia y los personajes. Actualmente creo que este tipo de películas han perdido la inocencia y sólo buscan un doble objetivo: aterrar con una criatura lo más horrorosa posible y asquear al espectador con muertes horripilantes y cantidades ingentes de sangre. Y esto se ha conseguido en gran medida gracias a la ayuda de los efectos especiales potenciados por el desarrollo del software de animación 3D.

Sí que es vedad que, por suerte, no todas han caído en banalidades. Muchas películas de ciencia-ficción actuales son utilizadas de forma magistral como crítica social y política, como la nueva trilogía de Star Wars, Distrito 9, Minority Report, Hijo de los Hombres  o Inteligencia Artificial. Voy a poner varios ejemplos. Películas como Parque Jurásico, 2001 o Blade Runner criticaban los peligros de una sociedad dependiente de la tecnología, y los peligros de ésta, que a veces puede escaparse de nuestro control. Minority Report se centró más en el control policial, la represión, la violación de nuestra intimidad y el recorte de libertades civiles para nuestra propia seguridad, y es que esta película fue estrenada poco después del 11-S. Distrito 9 criticaba de una forma muy original el Apartheid africano cambiando al ser humano como el invasor y confinando a los pobres aliens moribundos en campos de refugiados en unas condiciones pésimas. Por último quería hacer referencia a una película bastante reciente titulada The Man from Earth donde un hombre ha logrado vivir durante 14.000 años gracias a su capacidad de regeneración celular y puede juzgar las religiones del mundo y sus conceptos desde su larga perspectiva.
En definitiva, está claro que la ciencia-ficción está en crisis ya que se ha vuelto demasiado banal y ha perdido el interés. Es probable que no recuperemos el esplendor de los años 80 o el clasicismo de las historias de los 50, con adaptaciones baratas de clásicos de la literatura como Arthur C. Clark, Isaac Asimov o H.G. Welles. Por suerte, cada cierto tiempo nos llega algo nuevo y original en este género, algo que vale la pena. 

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