Dos genios del humor británico, Simon Pegg y Nick Frost, vuelven a unirse para escribir y protagonizar una comedia de ciencia-ficción tras su éxito con Zombies Party y Arma Fatal. Dirigida por Greg Mottola, Paul nos cuenta la historia de dos frikis británicos que vuelven del ComicCon (uno de los festivales freaks más importantes del mundo) y deciden hacer paradas en los puntos más importantes relacionados con los OVNIS. El caso es que mientras conducen su caravana se cruzan con un extraterrestre que ha escapado de una base secreta militar estadounidense y tendrán que ayudarle a huir a su nave nodriza.
Lo primero de todo tengo que decir que tenía muchas ganas de verla ya que Zombies Party es una de las mejores parodias que he visto en mi vida, y me reí muchísimo con esa burla británica cargada de homenajes a lo mejor del cine zombie. Luego, con Arma Fatal, hicieron lo mismo con las películas de acción y las buddy movies. Ahora era el turno de la ciencia ficción y, puede que me esperase más, porque no me ha terminado de convencer mucho.
Esta road movie basa todo su humor en las referencias (homenajes y burlas) a otras películas de ciencia ficción como E.T., Aliens, Encuentros en la 3º fase…, a la cultura popular estadounidense (la famosa área 51, los hombres de negro, los avistamientos de Nevada…) y otros guiños relacionados con superhéroes o el ComicCon, incluyendo un cameo sonoro de Steven Spielberg y de Sigourney Weaver. Conozco bastante bien el género de la ciencia-ficción y, aunque hay algún que otro guiño gracioso a otras películas, los chistes no me han convencido mucho, y explico por qué.
El humor de esta película ha perdido el aire británico que funcionó tan bien en las otras dos películas. Paul es un extraterrestre bastante gamberro y tosco al hablar, que en varias escenas tiene momentos graciosos, pero en general, este filme desprende un humor simplón y lleno de pedos, palabrotas y referencias sexuales. Es un humor fácil que se ríe de todo aquello que tenga que ver con los ovnis, el frikismo, los cómics o incluso la religión, a la que pone por los suelos.
En cuanto a la trama, la película no es más que una típica y convencional road movies donde se van sucediendo los acontecimientos, algunos más absurdos que otros. La trama es bastante previsible y el final, aparte de tópico, es un intento de lograr algo sentimental pero que no termina de convencer en el conjunto de la película.
Gustará a los más freaks, como yo, aunque tampoco mucho comparándola con otras del mismo estilo. Sirve para pasar un rato divertido y poco más.
NOTA: 6,5/10
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