La primera parada fue Zaragoza. Allí visitamos la Virgen del Pilar, como todos los años que íbamos de convivencia a Torreciudad (Huesca). Allí dimos una vuelta por la ciudad y luego volvimos al autobús. Estaba parado y vacío, así que decidimos entrar. Fue allí donde grabamos el primer video: Txino metiéndose con Monxito y este pegándole. Cuando reanudamos el viaje Monxito y Saez se pusieron a jugar a la PSP con los cascos. Txino llevaba horas sin ludarse a la consola y necesitaba jugar. Nunca ha conseguido estar muchas horas seguidas sin su Xbox. Se acercó al asiento de Monxi por detrás y le empezó a tocar el hombro:
“Monxito, déjame jugar, déjame jugar, déjame jugar, déjame jugar...” Monxito se la negaba y Txino le cogió el casco de la oreja y le empezó a dar golpecitos con él: “Déjame la PSP, déjame la PSP, déjame la PSP, déjame la PSP... Monxito, Monxito, Monxito, Monxito, déjame la PSP, déjame la PSP, déjame la PSP...”
Como no paraba de molestarle le dio un par de leches, pero Txino volvía a la carga, y otra vez le daba de leches. Así medio viaje hasta llegar a la Sagrada Familia. Estuvimos sacando fotos y luego pusimos rumbo al monte, donde estaba la residencia.
Llegamos a la residencia, que por cierto, nos perdimos in the middle of the night. La casa o albergue tenía un aspecto muy tétrico, parecía sacada del programa de cuarto milenio. Dentro era peor, todo estaba oscuro, mal iluminado y mal cuidado. Sobretodo el primer cuarto en donde nos querían meter, por suerte había otro mejor y más grande. Así que Txino, Txalo, Larri, Eneko y yo acabamos ahí.
Esa misma noche, después de cenar, fuimos a un campo de fútbol abandonado junto al albergue. Allí estos hicieron botellón y todos acabaron como cubas (menos yo y dos más que tampoco beben). Lo mejor fue ver a Eneko borracho. Si ya da pena de por sí, borracho es lo más penoso que puede haber. Bebió media botella seguida diciendo: “Esto no es nada para mí, yo puedo.” Al de cinco minutos ya estaba vomitando toda la cena. “¿Qué tal estás?” - “¡Buaaaghh!” Tras esto uno dijo que si alguno quería echar una americana (no me preguntéis de donde sacaron tanta marihuana), entonces va el Eneko, se levanta con rapidez y va hacia ellos diciendo: “Estoy bien, estoy bien, te echo una.” Empezaron a hacer caladas rápidas de porros y a los cinco minutos otra vez potando. En serio, nunca he conocido a alguien más... que este chaval. Luego estos decidieron echar unos duelos de rap y como no, el Eneko se levanta. Bueno, es que este chaval va muy de rapero, que se le va a hacer. En serio, que pena que no lo grabé, que puta pena. El rap de este personaje dio una vergüenza ajena impresionante. No solo por el hecho de que iba colocado y restos de vómitos le colgaban de la boca, sino que sus rimas eran plagiadas de no sé qué programa y bueno... Yo de rap no entiendo pero con los gestos que hacía... o iba muy colgao o muy flipao, o las dos cosas.
Tras la derrota Eneko volvió al cuarto, vomitando, por supuesto. La siguiente víctima del alcohol y de los porros fue Txalo. Se empezó a encontrar mal y le tuvimos que llevar al cuarto. Que risa, iba dando tumbos por las escaleras. En su cama lo dejamos, tumbao. En cuanto nos dimos la vuelta ya no estaba, salimos del cuarto, miramos por el pasillo y le vemos: “¡Voy al baño!” Fue girarse y echar toda la jodida pota en el pasillo. No en una esquina, no, en el (exabrupto) medio, para que lo vieran bien los profesores. Mientras Larri limpiaba la potonga, yo vigilaba la escalera cámara en mano, para que todo aquello quedara para la posteridad. El video quedó muy al estilo REC. En fin, al final nadie se dio cuenta de los desechos humanos y pudimos dormir tranquilos.
Durante el segundo día fuimos a visitar la ciudad. Lo más aburrido fueron las iglesias del casco viejo. Donde más estuvimos fue en las ramblas y en el Maremagnum. Estuvimos dando vueltas y viendo el lugar. Lo mejor fueron las ramblas, llenas de gente disfrazada, que risas. Sobretodo cuando pasamos junto a un tipo disfrazado de duende que decía: “Te voy a colgar de un árbol.” Pues justo pasaba Txalo, y creía que se lo decía a él, y como siempre se lo tomó por el lado personal.
- ¿Que dices tú? Colgao - le empezó al pobre duende que no tenía culpa de nada.
- ¡Te voy a colgar de un árbol!
- Eh, que me ha dicho que me va a colgar de un árbol – nos dice confundido - ¡Colgao! - le tuvimos que agarrar para que nos fuésemos porque sino él y el bicho tienen bronca.
Después de comer fuimos al Museo de las Ciencias. Allí vimos un montón de cosas interesantes, grabadas en video están, por supuesto. Al ser febrero íbamos con abrigos, pero joder, cuando entramos al bosque templado, que era una reproducción de un hábitat tropical... ¡Menudo calorazo! Una vez fuera nos sentamos en la terraza y estuvimos grabando videos chorra de imitaciones y demás surtidos de tonterías, una lástima que subir videos sea tan costoso y yo tan vago, el mundo sería mejor.
Al día siguiente nos llevaron de visita al Nou Camp. Que rollo de visita, como odio el fútbol... El fútbol y los deportes en general. Pues tras la tediosa visita nos llevaron de nuevo al Maremagnun para que pasásemos el rato. Algunos pillaron entradas para el Imax, pero después de lo de Madrid, dijimos que no. A la tarde pillamos el autobús de nuevo para que nos llevaron a un albergue en las montañas. Nos despedimos de Barcelona y fuimos a las nevadas montañas... Dos horitas de viaje. Fue de mofa lo de las bromas telefónicas, estuvimos toda la noche gastando bromas. La mejor fue:
- Asistencia en carretera, dígame.
- Verá, he chocado con un camión y de la parte de atrás han empezado a salir negros. Tengo la escopeta a mano, ¿qué hago?
- Sí, lo que tiene que hacer es girarla 180 grados y apretar el gatillo.
La verdad es que la tía debía de estar hasta los cojones ya que estuvimos toda la noche llamando. Por supuesto, Eneko pidió que le dejaran hacer alguna broma. No se lo negaron ya que el móvil con el que hacían todas era el suyo, así que empezó a hacer. Ni puta gracia. ¿Sabéis esa sensación de este tío está tratando de hacerse el guay pero no hace más que quedar en ridículo? Pues eso. Por suerte no echó más la pota.
Dormimos cómodamente ya que el día siguiente había esquí para los que quisieran, y los que no pues no madrugaban. Decir que la novia de Txalo le había dicho que le comprara algo de allí, y no se le ocurre otra cosa que comprarle un llavero con una minizapatilla. Le hago una entrevista con la cámara:
- ¿Qué es eso, Gonzalo?
- Un regalo para mi novia – y enseña ese llavero tan cutre a cámara.
- ¿Crees que te dejará cuando le des eso?
- Probablemente (Y nos partimos el culo)
No le dejó, tranquilos. Aún siguen juntos, lo cual tiene mucho, mucho, mucho, mucho y mucho mérito. Además perdió el llavero esquiando al día siguiente.
- ¿Qué es eso, Gonzalo?
- Un regalo para mi novia – y enseña ese llavero tan cutre a cámara.
- ¿Crees que te dejará cuando le des eso?
- Probablemente (Y nos partimos el culo)
No le dejó, tranquilos. Aún siguen juntos, lo cual tiene mucho, mucho, mucho, mucho y mucho mérito. Además perdió el llavero esquiando al día siguiente.
Llegó el último día y ni yo ni Txino fuimos a esquiar, en total fuimos cinco los que nos quedamos en el albergue. Es que la PSP de Monxito estaba muy a mano. Tras jugar, dar vueltas y perdernos en el bosque volvimos al albergue de las montañas y nos reunimos con los esquiadores. Les recogimos y pusimos rumbo de nuevo a Bilbao. Este día no fue muy bueno, ya que el viaje de vuelta fue sólo con una parada de diez minutos y acabé agotado y con la espalda jodida, como siempre jeje. Pues eso fue mi convivencia a Barcelona. Para mí fue la mejor convivencia de todas, aunque es mejor vivirlo que contarlo.
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